Es querer verlo un día, y al siguiente también. Es soñar con su presencia. Es aquel sueño en el que existe un nosotros, un simple roce de labios o cualquier llamada a media noche. Es la mirada amenazadora a cualquier chica que se le acerque, y pensar que es la más zorra aunque no la conozcas de nada. Es quererlo con todas tus fuerzas, pero no tener ninguna para decirle lo que sientes.
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